lunes, noviembre 28, 2005

Un sol (Alfonsina Storni)

Mi corazón es como un dios sin lengua,
mudo se está a la espera del milagro,
he amado mucho, todo amor fue magro,
que todo amor lo conocí con mengua.

He amado hasta llorar, hasta morirme.
Amé hasta odiar, amé hasta la locura,
pero yo espero algún amor-natura
capaz de renovarme y redimirme.

Amor que fructifique mi desierto
y me haga brotar ramas sensistivas,
soy una selva de raíces vivas,
sólo el follaje suele estarse muerto.

¿En dónde está quien mi deseo aliento?
¿Me empobreció a sus ojos el ramaje?
vulgar estorbo, pálido follaje
distinto al tronco fiel que lo alimenta.
¿En dónde está el espíritu sombrío
de cuya opacidad brota la llama?
Ah, si mis mundos con su amor inflama
yo seré incontenible como un río.

¿En dónde está el que con su amor me envuelva?
Ha de traer su gran verdad sabida...
hielo y más hielo recogí en la vida:
Yo necesito un sol que me disuelva.
Nota del editor:
Paradojal nombre en el día de las ánimas encendidas
sin embargo, no es el malogrado quien habla
es el guerrero que vuelve a vivir, el hoy y ahora.

Carta de un león a otro

Así fue y así suele ser querido amigo.

Al parecer la dicha es solo un instante.
El “esquisítum”. El “moméntum”.
La confluencia. La coincidencia programada.

Estuve toda la noche con una imagen deseada,
La elaboré para seducirla... en realidad la llevé bajo el mismo cielo de mi auto
no hubo camas, presentaciones ni CV, tampoco tolerancias acordadas.

Hubiera sido ilustrativo que estuvieras ahí disfrutando de esa canción a dos voces.

¿Por qué creo que debo seguir viéndola?
No lo sé, creo que lo haré hasta que se acabe la bencina.

Es una pendeja que tiene todo lo que uno quiere de ellas.
Eso que uno reconoce solo cuando esta ahí rebasándose entre tus manos
Tiene esa deliciosa inconciencia
de quererlo todo y de no tener límites,
por la simple razón de que no sabe que existen.
Tiene esa casi belleza, insolente y plantada,
exuberantemente natural e imperfecta,
descuidada pero agradecida, de piel aún con olor a piel
y de ojos cansados solo por el sueño,
tiene ese tonus,
esa profundidad subcutánea,
esa grasa joven que no enferma,
esa que solo proporciona el delicioso sabor de sus huesos.

Estoy disfrutando mucho amigo,
quizás por primera vez
del poder fáctico de la experiencia.

Me siento implacable
Solo existo,
no necesito proyectos, tampoco Tasa Interna de Retorno
ante esa levedad que me es tan plácida a la vez
soy un todo que puede ser poco, aunque ella vea de lo poco un todo.


Fotograma de la película Gotas de agua sobre piedras calientes de François Ozon.

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