lunes, septiembre 03, 2007

Cursi canción con solo de la nada (algo de Nicolás Guillén)

... no hay caso...
... ya mis palabras
... vestidas de cuchillo,
o embebidas en sangre y llanto;
o traducidas en caricias y besos;
... incluso en silencio y estrategia...

no me sirven para fijar las coordenadas de este globlo de helio, o para declararle el estado del arte de este exótico amor en fuga...

En Valpo me encontré con Nicolás Guillén, este mulato que decía que estar alegre no significaba ser feliz... definitivamente creo que me ayudará a verbalizar la tarea fracasada.



A veces

A veces tengo ganas de ser cursi
Para decir: la amo a usted con locura.
A veces tengo ganas de ser tonto
Para gritar: ¡la quiero tanto!
A veces tengo ganas de ser niño
Para llorar acurrucado en su seno.
A veces tengo ganas de estar muerto
Para sentir, bajo la tierra húmeda de mis jugos,
Que me crece una flor rompiéndome el pecho,
Una flor, y decir: esta flor,
Para usted.


Canción

¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(yo, muriendo.)

Y de qué modo sutil
me derramó en la camisa
todas las flores de abril.

¿Quién le dijo que yo era
risa siempre, nunca llanto,
como si fuera
la primavera?
(No soy tanto.)

En cambio, ¡qué espiritual
que usted me brinde una rosa
de su rosal principal!

¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(Yo, muriendo.)


Solo de guitarra

La tarde con ser tan alta,
-digo, esta tarde- y azul,
es pequeña, pequeñita,
ay, qué tarde tan bajita
sin usted, sin ti, sin tú.

Estoy en el mar contemplando
-digo, este mar- tan grandón,
pero en un mar chiquito,
ay, qué mar tan pobrecito
sin ti, sin usted, sin yo.

Estoy mirando la Luna.
-digo, esta Luna- brillar,
y la veo tan oscurita,
¡ay, qué Luna tan poquita,
sin con quien yo quiero estar!


Nada

El tiempo pasa silencioso
con un pasar de agua nocturna,
y ve mi frente taciturna
y ve mi pecho sin reposo.

En ese tiempo silencioso
hundo mi voz de agua nocturna:
Pongo la frente taciturna,
reposo el pecho sin reposo.

Guardo mi pena en el penario.
Guardo mi alma en el almario.
Guardo mi voz como una espada.

Ya nada tengo, nada quiero.
Ya nada busco, nada espero.
Nada.

Y yo era rico. Yo tenía
una guitarra de agua pura,
un ruiseñor en la espesura
y el gran fulgor del mediodía.

Pero perdí lo que tenía;
el ruiseñor y el agua pura
y la guitarra y la espesura.

Se me hizo noche el mediodía.
Pido limosna. Pero en vano
tiendo la voz, abro la mano.
¿Comprende usted, desmemoriada?

Ya nada tengo, nada espero.
Ya nada busco, nada quiero.
Nada.

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