y sigo yendo al frente...
Después de un mes de mi cumpleaños voy andando como un caballero, con una flor celeste en mi solapa y un ramo de crisantemos en la mano. Tengo una almohada de elefante que sostiene mi cabeza loca en el sueño y me recuerda solo la buena memoria. Y una cena perfecta que abrigó ese cogollo de junio a la sazón de quienes mucho quiero.
Voy abrigado en este invierno, esta vez no me sorprende porque para eso tengo un par de calcetines y tres bufandas, del primer parcito puedo decir que el paso seguro es solo posible sin el adormecimiento de los pies fríos; de las segundas, que tengo una que abriga mi pasado, otra que combina con mi vida cotidiana y su ánimo de belleza, y la última, que bien podría ser la primera o la de siempre, que no sólo tiene mis años bien vividos en sus hebras, sino que es el contraste de mi esencia tejido a pulso como solo alguien que ama desinteresadamente puede hacerlo. Mis bufandas cuidan mi voz, que aunque naturalmente sale por mis manos, al alzarla por mi boca impenitente cada vez es más palabra honesta, cruda y desvalida, pero por eso bien resguardada por ellas.
Y llevo conmigo nuevas pruebas de vida de la belleza del mundo: la música, el cine y la literatura. Qué sería de mi cuerpo sin esa vibración y qué sería de mi espíritu sin este cuerpo que estalla cada vez que un acorde, una escena o un verso se transforman en una saeta maravillosa que me abre el pecho en un respiro diferente, el suficiente para impulsarme hasta traspasar los límites de lo conocido.
Comparto algo del tesoro que recibí ese día, lo nuevo de Hahn en Pena de vida.
Después del incendio
darles la forma humana que tenían
y seguir adelante
Que no haya brasas en los ojos
ni nubes de humo negro en el alma
Algunas cicatrices
por aquí y por allá son aceptables
Lo demás es echarse el dolor a la espalda
limpiarse las cenizas
y continuar andando
Estrella fugaz
Sin el Dios del amor
sin el amor a Dios
así pasan los años
Así pasa volando
la vanagloria
de mi mundo
Mientras tanto el tiempo
ese gran genocida
afila sus guadañas
Y en los más hondo
de mi corazón
los dioses brillan
por su ausencia
Noche y niebla
en esa densidad impenetrable
que flota al anochecer
como un aquelarre de espectros
que no son de este mundo
también se van con ella
impensables posibilidades
y todo permanece
sospechosamente claro
Porque la claridad puede esconder
los peores secretos
La niebla
no pretende aclarar nada
transparentar nada:
obnubilar es su oficio
difuminar el mundo
escamotear la realidad
Y nos dice con palabras de vaho:
“Hay más cosas en el cielo y la tierra
de las que sueña tu filosofía”
no hay que disipar la niebla
hay que ser de niebla
y mirar hacia adentro.
Sigo adelante, con un camino al frente. Agradezco el amor de mis amigos verdaderos con esta canción que me regaló Maurito y que les dejo en Salieri… pinchen aquí.