lunes, mayo 29, 2006

a musas que no son amores

Nuevamente un segundo basta para sentir el destello de palabras que ebullen de este corazón enamorado de la belleza de un instante mágico. A mis queridas anónimos: no necesariamente se trata de un verso al amor de una mujer, sino a esa nueva realidad que ellas inspiran, a veces por el solo hecho de existir, en otros casos, por ese guiño, esa sonrisa, esa seña que enamora solo un segundo sin importar el destino o el propósito... ese momento solo existe para darle substancia al placer de vivir para retratarlas. Algunos ejemplos:


A Carola B.

Carola – mujer que me suena como una ola
cara de ola… una marea arrolladora…
de prestancia angelical, prima hermana de la luna,
una voz de longitud tan vasta como su frente,
de curvos movimientos como los trazos de su existencia;
espontáneamente señorial o si prefieren noble fragancia a arco iris,
coqueta semidiosa que se deja ver en versos,
no sé quién sea esta marea, esta musa que imagino,
mujeres como ella solo habitan en estelas,
de los castillos de mi mente es la dueña,
que cuando con ella sueña puebla mis sentidos.


A Tanya de Ucrania

Color del horizonte en un atardecer nublado sobre el lago,
blanco que arranca del invierno, empalidecido,
matizado con los rojos decadentes
de un corazón con sangre concentrada
y los azules grisáceos de ese pueblo mudo frente a la nada,
el frío se quedó en tu cara
mientras tu sonrisa tímida y nevada
me dibuja tu casa en parajes orientales.


Emilia

Emilia, nombre de pequeña musa o semidiosa, omnipresente en la vida de los tristes hombres como yo que tienen la gracia de soñar de vez en cuando.

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