El amor es surreal, Nadja de Breton
Después de cruzar la frontera y leyendo a lugonés como si fuera un espejo, devorándomelo en realidad como las imágenes sinfín de espejos contrapuestos, cayeron en mis manos pensadoras las actas surrealistas… ahí estaban maestros de la poesía, la literatura, la pintura y el cine tales como Artaud, Aragon, Eluard, Dalí, Buñuel, Breton… de este último me espiné con una rosa llamada Nadja, que en ruso es el inicio de la palabra esperanza, ¿quién es Nadja? ¿una mujer? ¿la felicidad? ¿la libertad? ¿la belleza?… la gran Simone de Beauvoir dijo “para muchos Nadja es tan maravillosamente libre de cualquier tipo de apariencia, que ella desprecia a ambas la razón y la ley”.
El amor es una obra surrealista, se construye en automático, un cadáver exquisito de a dos, un pensamiento no racional, la imaginación liberada de su consciente.
Con ustedes un fragmento de este maravilloso texto:
Esta es la historia que, yo también, tuve el deseo de contarte, a ti, cuando apenas te conocía, ¡oh tú que no puedes recordar! Pero que habiendo, como por azar, conocido el principio de este libro, has intervenido tan oportunamente, tan violentamente y tan eficazmente cerca de mí, sin duda para recordarme que yo lo quería “batiente como una puerta” y que por esta puerta, sin duda, sólo te vería entrar a ti. Sólo tú entrarías y saldrías. Tú, que de todo lo que he hecho no habrás recibido más que un poco de lluvia sobre tu mano levantada hacia “las auroras”. Tú, que me haces lamentar tanto haber escrito esta frase absurda e irretractable sobre el amor, el único amor, “el que soporta todas las pruebas”. Tú, que para todos los que nos escuchan no debes ser una entidad sino una mujer; tú, que más que nada eres una mujer, a pesar de todo lo que se me ha impuesto y se me impone en ti para que seas una Quimera. Tú, que haces admirablemente todo lo que haces y cuyas espléndidas razones, que para mí no lindan con el desatino, brillan y caen mortalmente como el rayo. Tú, la criatura más viviente y que pareces haber sido puesta en mi camino sólo para que experimente con todo su rigor la fuerza de lo que no ha sufrido en ti. Tú, que sólo conoces el mal de oídas. Tú con toda seguridad, idealmente hermosa. Tú, a quien todo conduce al alba y que por esto mismo tal vez no volveré a ver nunca,,.
Tú no eres un enigma para mí.
Digo que tú me desvías para siempre del enigma.
Ya que existes, como sólo tú sabes existir, tal vez no era muy necesario que este libro existiera. He creído poder decidir de otro modo, como recuerdo de la conclusión que deseaba darle antes de conocerte y que tu irrupción en mi vida no ha hecho inútil a mis ojos. Este final sólo cobra su verdadero sentido y toda su fuerza a través de ti.
Ella me sonríe como a veces me has sonreído tú, detrás de grandes zarzales de lágrimas. “Es todavía el amor”, decías tú. Y más injustamente llegaste a decir también: “O todo o nada”.
(me costó dos semanas postear esto… algo congestionaba el escape, un amor surreal, quizás por su final, o por existir y ser hermoso sólo en el pasado, o porque nunca tuvo futuro, o porque sólo le reconozco en este otro yo después de ti, probablemente mejor, pero que aún late cuando sacudo este pecho oxidado… algo para ti en Salieri, pincha aquí)