Uno primero, después dos (Trapecistas o solistas)
A veces dos cuerpos se encuentran y, como si no hubiera más asunto del que ocuparse, solo pueden continuar su camino extendiéndose a expensas del otro. Cada cabo de uno se pega al extremo del otro, dibujando en el aire una maniobra mortal, como si la escasa vida no fuera un borde peligroso al que trapecistas de mala muerte desafían cada mañana.
(ii)
Ya lo decía un eco del sol naciente: no hay peor cárcel que aquella que construimos voluntariamente a partir del apego. Y qué felices somos cuando cándida e ingenuamente nos encadenamos a un destino "en-otro-poyético". Cuando nos convencemos -y somos efectistas y convincentes discursistas- que el sentido vital se forja de a dos. Y lo peor de todo es que no pocas veces descubrimos que hemos estado amarrados a trascendentes miserias. En todo caso la dependencia se acaba montando un show de solista.
(iii)
Así y todo valga la memoria retroactiva y sensopotente, aunque sea la excusa imperfecta para disfrutar placeres efímeros ¿y qué más quieren hijos de dios?
Fotograma derecha: 2046, Wong Kar-Wai (2004), China.