sábado, julio 28, 2007

Hoy no pude escribir en versos

Hoy no puedo ni quiero escribir en versos, no me preocuparé de la estética, me olvidaré de las citas a los maestros, de las imágenes y la composición. Hoy no habrá línea editorial, ni estilo, tampoco me preocuparé de ser fiel y continuar coherentemente con lo que antes aquí escribí. No pensaré en los anónimos ni escribiré para mis visitas… siempre tan esperadas. Tampoco me detendré -más que esta mención- en los que sienten pudor ajeno ante mi exposición, egotismo y otros calificativos recibidos, en buena y en mala. Hoy y ahora necesito derramar letras sobre ella, sobre mí, sobre los dos, sobre el amor… el amor (y respiro profundo)… esta convención tan humana, tan de época…

…este amor que no tiene sustancia, que se reconoce solo cuando llega y que incluso cuando no está en ocasiones puede hasta no extrañarse, pero que sin embargo cuando se va, o tememos que puede escurrirse entre los dedos, nos deja un hueco imposible de cubrir, imposible de fingir… y es así que podemos ver (nos) a menudo rondando por ahí a algunos sobrevivientes luciendo ese agujero de amor…

…mucha agua ha pasado bajo este puente a medio maltraer. No porque haya pasado mucho tiempo sino porque ha sido una corriente turbulenta y feroz la que ha azotado sus cimientos…

… tengo una amada veleidosa que mi corazón alberga hace un tiempo no medido por relojes... ella en un segundo puede llevarme del placer de mirar el mundo satisfecho desde las nubes que decoran mi cielo abierto, al dolor más profundo e inmovilizador que hace tanto tiempo no sentía... no el dolor físico de la ensalada de tumores que mi cuerpo generoso algún mal día dio cobijo, ni la de los antineoplásicos devastando mis venas de sangre y emoción, tampoco la de la herida que me divide en dos, y que hoy es una de mis cicatrices favoritas, ni la imagen de mi cuerpo desnudo sobre la camilla metálica como animal en experimento, cableado y acribillado de agujas, bránulas y las únicas mariposas tristes que existen…

…ella, sin embargo, es la del globo de helio, la montaña rusa, ella es la que me inviste de juglar camaleónico. Ella es la que me desordenó la mano ganadora y me tiene jugando en una sola liga donde ella es todo, mi partner y mi rival, el árbitro, el público, la prensa, la opinión pública, el trofeo y el campeonato, es a ella a quien me encomiendo cuando entro en la cancha. Ella es en quien primero pienso en la mañana y la última voz que me gusta escuchar antes de dormir… e intento dormir poco para no desperdiciar el tiempo precioso sin ella… y cuando el sueño me vence me doy órdenes internas para soñar con ella. Ella es el peor atentado que desapareció a Londres del mapa y es el mejor atentado celeste que podría haber recibido de mi dios Huidobro. Ella es mi mejor causa y me declaro militante, ideólogo y soldado. Ella es la música delicada que sonó cuando se abrió mi corazón y que derribó los miedos a amar comprometido. Ella es el inicio y el fin, y si es que debo recuperar la fe, ella será mi religión.

… en poco tiempo me he hecho de cientos de álbumes, todos ellos con fotos obtenidas por mí en un guiño de ojo, todas fotos con una sola protagonista, muchas de ellas escuchando música que hoy constituye nuestro propio soundtrack , juntos, tan profundamente entrelazados... que ella se ha quedado grabada en mi piel... esa memoria fotográfica es mi propio final de Cinema Paradiso.

…tengo un llanto atrapado en este pecho agujereado y que empieza a filtrarse para luego salir a borbotones por ahí... por eso es un llanto mudo, y mientras tanto se me retuerce el vientre hasta el límite del vómito de tristeza… y decido dormir para olvidar el dolor pero antes quiero escribir, como cable a tierra o no sé porque razón, pero veo mi reflejo patético en la pantalla, esa cara maldita con ojos hinchados y enrojecidos y un rictus declinante que parece una A. Mensajes y llamados perdidos sin cabo al otro lado. Ofrendas y ruegos sin respuestas, como las que se hacen al dios de carne y hueso que tiene la mayoría. Es el destino que toma venganza por todas.

… estoy habitado por una tristeza polizonte y siento que estropeé todo. Y aunque fue sin dolo podía ser una muerte anunciada… probablemente… mi ansiedad y avidez por ella también puede sacar lo peor de mí y hacerle daño. Pero creo que me duele más a mí. Este dolor es insoportable y se lo ofrezco como una señal inequívoca de mi amor... estoy dispuesto a limpiar mis heridas aún abiertas para poder abrazarla limpio, sin estas manchas que la alejan, para que quede este amor puro y verdadero que se desborda por ella... soy capaz de amarla como ella merece, y a menudo se lo demuestro, sin embargo, basta un botón de mi imperfecta manera de enfrentar el desafío de amar a una mujer que no es de este mundo para que ella sea implacable y me haga volver a la meta.

... hasta cuándo todo esto... hasta que ella solo me dedique una mirada, ésa que es toda una vida para mí, aunque ella ni siquiera imagine lo que eso significa para mí...

… es muy extraño pero en mis cartas, terapias y conversaciones, en mis auto-retratos, en lo que sueño y en mi historia, en el símbolo que cuelga de la cadena que rodea mi cuello y en el cacique que me la obsequió… todos reseñan una frase que bien podría inscribirse en un madero… este es el guerrero, el hombre fuerte, el duro imbatible a prueba de cánceres, la (in)justicia, de la soledad con mayúscula y la del escepticismo y la falta de fe… es extraño, porque ahora veo esa inscripción clavada sobre mi cabeza colgando de mi cuerpo crucificado…

… finalmente la muerte siempre consigue su tarea y sus aliados son insospechados…

Hoy no pude escribir en versos y ni siquiera pude ser consistente con la introducción de este mal texto… quería hablar sobre lo derramado y terminé hablando de la muerte, a la que no pocas veces enfrenté y vencí, y a la que ahora solo quisiera que me guiñara un ojo.


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